España se regala una noche tranquila

Cómoda victoria de la selección ante una Georgia prácticamente inofensiva, con goles de Gayá, Soler, Ferran y Sarabia.

La selección española celebra uno de los goles ante Georgia

España es una selección impredecible, pero no tanto como para enredarse en un partido, como local, ante Georgia, que además comparecía sin su mejor futbolista. Así que en el Nuevo Vivero de Badajoz, con más de 8.000 personas recuperando el sabor del fútbol en directo, la selección descontó una hoja de este calendario que es la clasificación para el Mundial de Qatar haciendo lo previsto por una vez: goleó sin despeinarse al oponente y ya mira a la jornada de pasado mañana: primero, porque visita a Kosovo, una visita incómoda no en lo futbolístico, pero sí en lo político, y segundo, porque Suecia, el rival, visita a Grecia en Atenas y ese es uno de los partidos que alimentan las esperanzas de España de que Suecia se deje puntos. Después de la decepción que supuso la derrota en Estocolmo no vino mal un poco de calma para estos días.

Casualidad o no, el buen partido ante Georgia vino tras tocar Luis Enrique un montón de teclas. Tocó el lateral izquierdo, donde entró Gayá por Alba; tocó dos de los tres del centro del campo (Rodri y Llorente por Busquets y Koke) y dos de arriba (Sarabia y Abel Ruiz por Gerard Moreno y Morata). Cinco cambios, la mitad del equipo en un momento difícil, después de un batacazo. Conociendo mínimamente al seleccionador, probablemente tenía en mente ya ese once independientemente del resultado que se hubiera producido en la visita a Suecia, pero el caso es que con esos cambios, todo cambió.

Para bien de España, al cuarto de hora Gayá probó fortuna desde fuera y la fortuna quiso que el balón lo desviase un defensa para meterlo en su propia portería, pues hay dudas de que el tiro llevase la dirección de la portería. En todo caso, la UEFA le dio el gol al valencianista, así que así se queda. Cuesta abajo, España fue encontrando las soluciones que tanto le han costado otras veces, y Soler, en el minuto 24, aprovechó el quinto centro desde la línea de fondo que hacía Marcos Llorente, recuperado para jugar como interior, en un papel que le asignó Simeone el año pasado y que le ha hecho multiplicarse como jugador. El propio Llorente dio el tercero también para Ferran Torres, que sigue con su media goleadora en la selección de casi medio gol por sesión. Así llegó al descanso la selección, ya con todo resuelto y con dos certezas. Una, dicho está, Llorente, y otra, no está dicho, es Carlos Soler.

Su participación es el ejemplo de eso que pregona muchas veces Luis Enrique y que señala a los que mejor en forma están en cada momento como jugadores de la selección. El centrocampista del Valencia ha jugado dos veces con la absoluta y ha marcado dos goles, y eso, en un equipo que sufre tanto para ver la portería contraria, es una bendición. Su partido no admite discusión. Comenzó metiendo dos balones profundos a Gayá que generaron las primeras opciones del equipo, nada más comenzar, y contribuyó al balanceo del balón de un lado a otro, algo que hizo la selección con más gracia que en otras ocasiones.

Como Georgia no exigió nada, apenas pasó del centro del campo, fue una noche plácida para la controvertida defensa. Ni Eric García ni Laporte -sustituido en el descanso por Albiol- tuvieron el más mínimo trabajo, lo cual no se sabe si es bueno o malo, porque los sudores defensivos en algún momento habrá que afrontarlos y tratar de corregirlos. Ocurre que, bien pensado, no era el momento de ponerse empresas mayores. España necesitaba ganar, pasar una noche tranquila y pensar en lo que se le viene por delante.

En la segunda parte, ya con el partido resuelto, Luis Enrique fue moviendo el árbol e incluso hubo tiempo de ver el debut de Robert Sánchez, el portero del Brighton, que suplió a Unai Simón, inédito incluso porque el único ataque con peligro del rival, que terminó en el larguero, no encontró sus guantes. Para ese momento seguía el recital de Llorente, al que se sumó Pablo Sarabia, un futbolista que fue determinante en la Eurocopa y que cada vez que pone un pie en el campo reclama continuidad. Suyo fue el cuarto gol y una asistencia maravillosa a Abel Ruiz, que falló. El delantero estuvo voluntarioso, corrió de un lado a otro e hizo todo lo que le pidió Luis Enrique, pero tampoco parecer ser la solución a la falta de gol del equipo.

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